1.10.10

III.

Bajo la superficie
también los peces flotan
y parpadean dejando rastros de hilos dorados.
Cayéndose hacia las líneas del horizonte
los peces arruinan la mansa
calma de agua.

La carpa desanda
su camino y tambalea,
haciendo eco de su ausencia.

La noche no cesa,
en el fondo,
es para los peces ciegos,
tantean con sus cilias la arena barrosa.

La carnosidad de las escamas
arrincona
el sigilo de la aleta
contra el agua.
Algo ahí se quiebra.

Es lana
el cardumen,
acercándose a su red.

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